Durante los meses fríos y, sobre todo, en estos tiempos en que tenemos presente el COVID-19 en el país, es de suma importancia reforzar nuestro sistema inmune, y el sueño sería un factor imprescindible.
En relación a esto, la Dra. Carolina Aguirre, neuróloga y Directora del Centro del Sueño, nos cuenta que “preocuparnos de tener un buen dormir es también considerarlo como una de las medidas para resguardarnos de las infecciones. El sueño es uno de los reguladores fundamentales de nuestro sistema inmune”.
El sueño refuerza nuestra respuesta inmune innata, que es nuestra primera línea de defensa ante las infecciones.
Durante el sueño, aumenta la memoria inmunológica, esto se refiere a la capacidad del organismo de defendernos ante una infección futura.
Se cree que el sueño sirve para reasignar recursos energéticos de funciones relacionadas con la vigilia, a procesos que facilitan la respuesta inmune a los nuevos desafíos infecciosos.
No solo se trata de dormir las horas correctas, sino también de respetar el horario correcto de nuestro ritmo circadiano: el ritmo de secreción de hormonas como el cortisol y la adrenalina. Éstos, descienden en la noche y favorece diferentes actividades del sistema inmune.
La falta de sueño disminuye la función de células que son claves para defendernos de las infecciones como son las células NK, los linfocitos T y los monocitos.
La respuesta tras recibir una vacuna es menor en personas privadas de sueño.La privación parcial de sueño repetida (dormir menos de 6 horas) produce incremento de marcadores proinflamatorios IL-6, TNF-α y proteína C reactiva con muchos beneficios para el cuerpo.